Era tal vez 1985, la hora, tal vez las 2 pm y algo más, hora local, un clima excelente y mejorando, como acostumbrábamos decir en el Aeropuerto Olaya Herrera de Medellín. Me encontraba trabajando con mi supervisor Julio César quien reemplazaba al controlador de aeródromo quien se encontraba en el tiempo del almuerzo. Para hacer un poco de claridad en esa época se requerían tres personas en la torre de control: el controlador de superficie encargado de controlar la entrada y salida de aviones en tierra desde la plataforma hasta la pista, informarles la autorización de ruta en el caso de un vuelo IFR o por reglas de vuelo instrumental y otras funciones; el controlador de aeródromo quien asigna turnos de aterrizaje y despegue y maniobras necesarias antes de despegar o aterrizar; y el supervisor responsable de la operación y quien reemplaza a los que descansan o toman alimentos.
Pedí al supervisor autorización para entrenar control de aeródroPublicar entradamo bajo su vigilancia pues yo me desempeñaba como controlador de superficie, a lo cual accedió. Todo marchaba tranquilamente, el tránsito no era el mejor para entrenar pues era muy poco pero era mejor que no entrenar. Tenía solamente un avión tipo Cessna 210 que volaba Bogotá Pasto, Pasto Medellín, vaya un vuelo largo: mil kilómetros hacia el sur y otros mil hacia el norte.
En un momento subió a la torre una mujer , hermosa con un rostro precioso, y una curvas!..., ni hablar de sus piernas, su falda a medio muslo dejaba ver una piernas bellísimas, su escote no muy pronunciado pero generoso dejaba ver que la naturaleza había sido generosa también allí. Mi supervisor , quien tenía menos trabajo que yo decidió atenderla y, nada perezoso se puso a sus órdenes y le acercó una silla, de modo que quedó de frente a nosotros dos y teníamos una vista privilegiada de sus encantos; preguntaba por otro compañero, pues iba a entregarle un póliza de seguro, pero él no estaba trabajando ese día. Qué importaba.
El día anterior había sido asesinado el propietario de una compañía de transportes de la ciudad, por respeto a sus deudos no diré de quien se trataba, además, no viene al caso de todos modos no era un dato necesario en la oficina, pero esa tragedia marcó este recuerdo para siempre en mi mente y luego se verá porqué.
Mientras charlábamos con ella y mi compañero trataba de conseguirle la información que ella pedía, eso sí, tan demoradamente como fuera posible, con tal de conseguir su teléfono u otros datos que a él o a mí pudiera interesarnos (ella era muy interesante), yo miraba sus piernas, su escote y su rostro, sin disimular demasiado, ya que mis anteojos de sol impedían ver hacia dónde miraba yo, y me permitían activar mi vista de rayos equis. En eso llamó el piloto del C210 para pedir instrucciones, contesté la llamada con mi mejor modulación de voz y mi alardeando mi acento neutro que me ha caracterizado siempre.
-Hotel Kilo (algún número de cuatro cifras), dejando caldas para su estación Instrucciones.
-Hotel Kilo (algo) autorizado directo a final pista cero uno, viento en calma, altímetro dos nueve nueve ocho, milibares. Notifique caldas y final para la cero uno.
-Rceibido directo cero uno, dos nueve nueve ocho y caldas final cero uno.
-correcto.
Anoté el dato en mis fichas de cartulina rosada usada para los arrivos y la puse de nuevo en su lugar. Me volví a examinar la anatomía de la visitante, quien merecía ser bien examinada, justo cuando mis rayos equis me mostraban unas deliciosas curvas escuché el grito desesperado en el radio:
- ¡MAY DAY, MAY DAY, MAY DAY, EMERGENCIA!
Salté de la Silla como un resorte y dí tres golpes en el timbre de los bomberos del aertopuerto tal como ordena el procedimiento y tomé los binoculares.
- Qué ocurrió? –me pregunto Julio- quien no escuchó la llamada de emergencia.
- ¡Se estrelló, se mataron!
- ¿Cómo sabe que se estrelló?
- El piltoto gritó: ¡MAY DAY, MAY DAY, MAY DAY, EMERGENCIA! ¡Tu sabes que ese grito es sólo cuando el piloto no tiene tiempo de informar qué pasa!
- Dios mío, es cierto.
- Torre, torre, Bomberos ,dónde está el avión- sonó en mi radio mientras las máquinas de bomberos salían a toda velocidad de la estación.
- Espérelo por la pista cero uno en un minuto o dos, un cessna dos uno cero, emergencia desconocida.
No quise responderle al piloto pues sabemos que en un momento de esos el piloto no quiere que se hable pues su atención está100% en resolver la emergencia. Busqué infructuosamente en el cielo. Nada. Pasaron cuatro minutos. Nada.
- declare aeropuerto cerrado por emergencia.
- ¡Llamada general: aeropuerto cerrado por emergencia! –dije en el radio-¿ Qué hacemos Julio?
- Esperemos que llame algún piloto y las empresas para consultar el cierre.
Fueron minutos larguísimos, tensos, de incertidumbre total y aunque teníamos esperanza sabíamos que era vana.
Por fin llamó mi amigo Toño con su consabido tono alegre y desenfadado:
- torre, el hotel kilo dos cinco cuatro siete , Caldas tu estación.
- siete tres Toño –saludé- hazme un favor, date un vuelta por esa zona a ver si observas un avión monomotor aterrizado cerca de tu posición, lo acabamos de perder.
-Con mucho gusto Torre, ya su tono de voz cambió de festivo a serio instantáneamente, pasaron dos minutos y dijo- Lo veo aterrizado frente al coliseo de Envigado, parece que tiene la nariz metida en un matorral.
-Gracias Toño, autorizado aterrizar, viento encalma.
-viento en calma y autorizado aterrizar- confirmó.
Miré aliviado a mi supervisor, ¡aterrizado!. Tomé el radio y llamé a los bomberos y les informé la novedad. Mientras esto la chica, por propia iniciativa, tomó en silencio el directorio telefónico y buscó el número de la estación de bomberos de Envigado, y lo anotó en una ficha de control y se la entregó a mi supervisor: Sonó el teléfono y era un maldito locutor de no se qué emisora que quería nombres de ocupantes, tipo de avión ,la historia del accidente… en fin. Le respondí
- llámeme en media hora, esta es la única línea que tengo para coordinar con los organismos de socorro
- es que si no me da la información, no voy a colgar el teléfono -. me respondió descaradamente.
- Julio -Miré atónito al supervisor- Me dice un desgraciado locutor que si no le doy datos no me va a dejar coordinar con bomberos.
- Entonces lo acusaremos de obstruir las labores de rescate- me quitó el teléfono de la mano y colgó,- Ya que se encontró el avión, pongamos a operar de nuevo el aeropuerto.
- Llamada general, aeropuerto operando a la hora emergencia cancelada- obedecí.
No sé cuánto tiempo pasó, la tensión disolvió toda noción de tiempo, por fin sonó el teléfono. Era el comandante de la estación de bomberos de Envigado:
- Encontramos seis billeteras con los siguientes nombres, avíseme cuando esté listo para escribir.
- ¿Billeteras, dijo?
- Si, billeteras, el motor del avión quedó metido dentro de la cabina de pasajeros-algo debió pasarme pues mi supervisor me miró y me preguntó.
- ¿Qué ocurré?
- Billeteras. El motor en la cabina.
Por toda respuesta el súper se cubrió la cara con una mano y apretó las cejas y los labios.
Anoté cinco nombres en la bitácora. Luego sonó de nuevo el teléfono, una mujer lloraba en la línea y me pedía que le informara si una amiga suya iba en el avión: No aparecía en la lista y se lo informé, no muy convencida me agradeció y colgó. Casi inmediatamente sonó el teléfono: era el comandante de los bomberos de Envigado, habían encontrado una nueva billetera, era la chica por la cual acaban de preguntar.
La chica que había deleitado nuestros ojos ya no estaba en la torre, nunca supimos a qué hora salió y no pudimos agradecerle su ayuda, pero si de casualidad llegara a leer este artículo sabrá quien es y sabrá que le agradecimos su ayuda aunque no se lo dijimos.
La chica que había deleitado nuestros ojos ya no estaba en la torre, nunca supimos a qué hora salió y no pudimos agradecerle su ayuda, pero si de casualidad llegara a leer este artículo sabrá quien es y sabrá que le agradecimos su ayuda aunque no se lo dijimos.
El dia siguiente me enteré por e periodico: eran los familiares del difunto que iban para su funeral: El avión despegó urgente de Bogotá a Pasto, pues los hijos del difunto se encontraban de paseo por tierra hacia el sur del continente con sus esposas; El avión los recogió en Pasto y salió para Medellín, el combustible se agotó por un error bien tonto, pero fácil de cometer: El piloto calculó que el combustible era suficiente para ir a Pasto y regresar a Medellín, y si, lo era, pero con un sólo ocupante : el piloto; no calculó el peso extra de los cinco pasajeros. Le faltaron dos minutos de combustible para aterrizar. Una tragedia: dos funerales en dos dias, seis miembros de una familia.